Si hemos decidido hacer este cambio, es bueno saber que hay estudios que aconsejan que lo idóneo es entre los 3 y los 6 meses, y no más allá de los 8 meses. Esto es debido a que posteriormente el arraigo del niño hará el proceso más difícil ya que en esa edad (8 meses):
-Empieza a sentir la llamada "angustia de la separación" osea, que puede tener sensación de abandono.
-Es más consciente de su entorno, lo que dificulta el proceso.
Personalmente mi hijo hizo ese cambio con 4 meses y medio, y la verdad es que el haberlo hecho fue todo un acierto.
Antes de ese cambio, toda madre está en una alerta continua durante toda la noche: que si el bebé parece que no respira, que si parece que hace rato que no se mueve, que si se mueve demasiado, la temida muerte súbita.....todos esos miedos internos irán desapareciendo con el tiempo y el paso del niño a su cuarto hará ese proceso más rápido, además de hacer nuestro sueño más reparador de lo que hasta el momento ha sido.
Se llevará a cabo, como en mi caso, algún método de control como puede ser el de dejar la puerta de la habitación abierta o utilizar un escucha-bebés. También es preferible que la habitación del niño este cerca de la nuestra para acudir rápido a su llamada.
En resumen, mi experiencia me dice que lo correcto es hacerlo en dicho tramo de edad, aunque como he dicho antes, siempre dependerá de las necesidades de cada pareja y bebé.
Más adelante trataré el paso del moisés a la cuna y de la cuna a la cama. Un saludo y no dudéis en dejar vuestra opinión o experiencia.
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